domingo, 10 de octubre de 2010

Que encanto de Desilusión

Me he sorprendido mil veces con mis propias resurrecciones, he llorado las muertes de mis seres queridos, me he arrastrado ante la desgracia, he jugado miles de veces con la felicidad, abrí los brazos para recibir a quien volvía, impotente de mí, no vi la espalda de quien se marchaba sin decir un simple “adiós”, he sentido como era despreciada y rechazada, seguí luchando y fui protagonista de mi propia película, de mi ignorancia, pero no me importó, volví abrir los brazos.

Este tiempo ha sido el tiempo de las desilusiones y de los desencantos, yo no quiero mezclar estos dos sentimientos, las ilusiones no son más que idealizaciones, los encantos, estados de admiración.

Me ha quedado muy claro que mis ilusiones se basan en falsedades, son espejismos, los encantos nacen de apreciaciones de la realidad, las ilusiones visten mi mente de fantasías, los encantos vienen de percepciones muy claras de la vida.

Me ilusioné con la naturaleza humana, creí en la bondad de las personas, nunca imagine que me traicionarían como Judas y menos que serían incapaces de comportarse como un lobo feroz. Que ilusa!!!

De repente, vino la desilusión, se me cayeron los palos del sombrajo y me di cuenta de la magnitud de mis fantasías, dicen que una persona desilusionada nunca más se vuelve a ilusionar, y en este proceso estoy, me siento obligada a separar las desilusiones de los desencantos, y creo que al contrario de los desilusionados, los desencantados pueden volver a encantarse nuevamente.

En mi dolor he llegado a meditar que desistiría de todo, pero sigo creyendo en los valores, sigo absolutamente fascinada con la vida, con algunas personas, mis principios e ideales no admiten desencantos.

Sobre aquellas cosas con la que me desilusioné no hay marcha atrás, pero sé que mis sueños volverán a tomar color y el brillo de la esperanza curara mi corazón desilusionado, el encantamiento está ahí…porque habrá más por lo que luchar.